Me quedé sin palabras en ese momento. Miré a todo el mundo con cierta expresión de lástima en los ojos, sin entender el significado de lo que me decían. Moví por inercia mi cabeza, como perdonando a todo aquél que participó de la escena, y soltando un gran y meditabundo suspiro, caminé. Un paso siguió al otro hasta llegar a un lugar donde nadie me veía. Cuando ya no supe si quiera dónde estaba, caí sobre mis rodillas y conversé con Dios.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Me gusta esa boca tuya,
conociendo tanto y tan poco.
Basta un respiro, un guiño, 
el aire. 
Mi mundo es parte del tuyo.
Y sin saber nada, de pronto,
tus labios relatan mi vida. 
Ni aún las palabras, 
un solo beso.
Compartimos miel
y dulzura;
Y fuimos una miel en goteras
Resbalando por sabanas,
y pieles;
Y nos embriagamos en cada gota,
y fuimos uno, 
de nuevo;
Y solo nos separaba una lengua,
que intentaba unirse, 
la mía con la tuya;
Y nuestro brillo lo robó la luna
Cargada de tus ojos y sueños;
Y fui sola de nuevo, y mi boca
no hallaba tus besos.
Y te hallé en la luna cantando. 
Placeres con mieles distintas,
y besos ajenos.

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